Inspección
El vientre debe estar
ampliamente descubierto y si es posible bien desnudo, para observar el abdomen
en sus relaciones con las regiones vecinas, pero se deben tapar el pecho y las
regiones inguinales, mientras no se estén examinando estas, para evitar
molestias y respetar el pudor.
En ocasiones, también se
debe realizar la inspección abdominal con el sujeto de pie y quizás, en
oportunidades particulares, en posición sentada u otras especiales. El abdomen
debe ser observado de frente y de perfil, para ello se aprovechan todos los
ángulos o incidencias de los rayos luminosos sobre la superficie abdominal. El examinador
debe realizar la observación, de pie, si el sujeto se acuesta en mesa alta;
sentado, si este se acuesta en cama baja.
Observe ya sea parado o
sentado al lado derecho del paciente, el volumen, la forma, el relieve, la
simetría, las masas, las pulsaciones, la integridad de la piel y el patrón respiratorio,
cuyos datos deben inspeccionarse, tanto en el orden estático con una completa
relajación, como en el orden dinámico, invitando al enfermo a respirar y a
moverse en distintas posiciones, buscando en ocasiones, la contractura del
abdomen. Pida al paciente que tosa para evidenciar dolor con la tos y masas que
protruyen (hernias), no vistas previamente. Sentado, o inclinado mire el
abdomen tangencialmente, para evaluar su contorno y los movimientos
peristálticos.
El abdomen normal es
simétrico, a cada lado de su línea media. No hay aumentos de volúmenes
visibles. En individuos delgados pueden verse la pulsación de la aorta abdominal
en la línea media y los movimientos peristálticos. No debe haber lesiones de la
piel, excepto cicatrices quirúrgicas. Pueden hallarse estrías, si la piel se ha
estirado, como en el embarazo, la obesidad, los tumores abdominales y la
enfermedad de Cushing. La respiración es abdominal en los hombres (el abdomen
se levanta y desciende con la respiración).
Los contornos alterados del
abdomen son:
1.
Distensión
generalizada con el ombligo invertido: obesidad, distensión gaseosa.
2.
Distensión
de la mitad inferior: vejiga distendida, embarazo, masa ovárica.
3.
Distensión
generalizada con el ombligo evertido: ascitis, tumor, hernia umbilical.
4.
Abdomen
excavado: emaciación, remplazo de la grasa subcutánea con músculo.
División del abdomen |
Auscultación
Se realiza para identificar
los ruidos normales y patológicos del abdomen. Se aprovecha la misma posición acostada
en que se encuentra el sujeto. Se podrá realizar la auscultación inmediata (casi
desechada) y la mediata, bien con el estetoscopio simple, de tipo
obstétrico, o con el estetoscopio biauricular, de uso común. Oiga los ruidos
intestinales (hidroaéreos) con el diafragma del estetoscopio. No es necesario
oír en cada cuadrante, si el tono y la frecuencia son normales. Si los ruidos
están hipoactivos o ausentes ausculte cada cuadrante entre uno y dos minutos.
Los ruidos hidroaéreos normales son sonidos de tono alto, borgogeante, de
frecuencia regular entre 5-35/min.
Use la campana para oír los
sonidos vasculares y los roces del abdomen. Los sonidos vasculares y los roces no
son hallazgos normales.
Percusión
La percusión del abdomen, en
general, tiene mucho menos importancia que la palpación. Se realiza con el enfermo
acostado boca arriba y por excepción, en otras posiciones. Con la percusión se
trata de identificar los distintos sonidos abdominales, los que dependen
normalmente de la naturaleza más o menos só1ida de las vísceras intraabdominales.
La técnica seguida es la de Gerhardt o dígito-digital. Los golpes de percusión
se difunden fácilmente en el abdomen, por tanto, se aconseja que se realicen
con extrema suavidad.
La percusión se hace
recorriendo todo el vientre, con el propósito de tener una impresión de
conjunto. Percuta sistemáticamente el abdomen en todos sus cuadrantes para
evaluar la existencia de sonidos anormales. El sonido predominante es el
timpanismo; la matidez, se obtiene sobre las masas y los órganos sólidos
abdominales. El sonido timpánico indica gas en el intestino subyacente.
Palpación
En el abdomen, la palpación
es de suma importancia, porque son muchos y muy útiles los síntomas objetivos
que se pueden recoger. A su vez, no es nada fácil, pues todo depende de la
habilidad manual del explorador y su preparación (talento y razonamiento) para
interpretar las sensaciones percibidas.
Por otra parte, no se debe
ser brusco o violento en la palpación, pues al lastimar, se desencadena una
contracción refleja y temor, que impedirán hacer un buen examen.
Se procede colocando una
mano, o las dos, sobre el vientre y manejando los dedos de forma variable, se
deprime y moviliza la pared del abdomen y de ese modo, se recoge una serie de
sensaciones que informan más o menos sobre el estado normal o patológico de la
pared, así como de los órganos incluidos en la cavidad abdominal.
El contacto de las manos y
los dedos con la pared abdominal y su contenido, se puede realizar con mayor o
menor presión abordando la pared con la mano de plano, o de un modo oblicuo
para tratar de penetrar en la cavidad y obtener las sensaciones de resistencia
o consistencia; o con la maniobra de desnivel, rastreo o deslizamiento.
En general, al palpar se
encuentra: la pared abdominal propiamente dicha con sus elementos
constituyentes, así como los órganos superficiales (cara superior y borde anterior
del hígado, el intestino delgado, el colon y el píloro) y los órganos profundos
(páncreas, aorta, ovarios, riñones y ángulos del colon). La vesícula biliar
puede aparecer como superficial o profunda.
Finalmente, existe la
sensación particular de la llamada tensión abdominal o grado de resistencia del
abdomen de conjunto, en la que intervienen elementos de sensibilidad superficial
y profunda. Para la exploración de este fenómeno de equilibrio entre la presión
intracavitaria determinada por la distensión de las vísceras y la resistencia
de la pared que trata de contenerla, se palpa con la mano derecha en distintos
sitios del vientre, colocándola de plano y usando los dedos para ejercer cierta
presión contra la pared.
La mano debe siempre orientarse paralelamente
al eje del cuerpo y esta palpación puede hacerse en las distintas posiciones
del sujeto examinado: acostado boca arriba, de lado, de pie, etc. Los datos
normales varían en las distintas zonas y serán descritos con los datos normales
que se obtienen en el examen físico del abdomen
El sujeto debe estar
acostado con la mayor relajación abdominal posible, como se explicó al
principio. Algunos médicos prefieren que la persona flexione sus piernas y aun
sus muslos sobre el abdomen, pero a veces, esto ayuda más a que el abdomen se
contraiga, que a relajarse. Cualquier movimiento del sujeto, al ponerse
nervioso (de la cabeza, los miembros, etc.), determina contracturas musculares.
La respiración debe ser tranquila y amplia, con el pecho elevado para ayudar a
la relajación del abdomen. A pesar de estas instrucciones, puede suceder que al
iniciar el examinador la palpación, a veces solo con el gesto de mover sus
manos, el enfermo, por reflejo, a partir de un sitio afectado, de una zona
dolorosa o estrictamente como punto de partida psíquica, establezca un estado de
hipertonía parcial o global, que dificulte o impida la palpación.
Insistimos en que el médico,
o cualquier explorador, debe colocarse preferentemente a la derecha del
enfermo, sentado a una altura adecuada a la cama o a la camilla, o de pie si el
enfermo está de pie. Sus brazos y antebrazos deben formar un ángulo obtuso, no
recto ni agudo, ya que en estas últimas posiciones los movimientos de las manos
estarían forzados y podrían ocasionar contracturas musculares que le
dificultarían la percepción. Debe actuar con delicadeza para ganarse la
confianza del sujeto y evitar que este se ponga nervioso; sus manos deben tener
una temperatura agradable; si fuere necesario podrá calentarlas previamente;
las uñas deben estar recortadas. Debe “palpar”, no “pinchar” ni hacer presiones
molestas o contraproducentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario