La exploración de los
órganos genitales masculinos será expuesta con mayor profundidad en otra
asignatura de la profesión médica (Urología).
ORIENTACIONES
GENERALES
Minimice
la tensión
Por lo general, los hombres
tienen menos prejuicios que las mujeres acerca de las cuestiones relacionadas
con el sexo y, habitualmente, no se sienten tan despersonalizados o degradados
por esta faceta del examen. Las mujeres examinadoras pueden sentir cierta
incomodidad y tensión por el examen de los genitales masculinos y pueden
trasladar sus sentimientos de “situación embarazosa” al examinado. Trabajar
sobre sus propios sentimientos y discutirlos con sus compañeros, médicos del
equipo y profesores, puede ayudar a crear confianza y autoseguridad en la
realización de esta parte del examen.
Algunos hombres pueden
experimentar una erección durante el examen, que puede ser una situación
embarazosa. Si esto ocurriera, el examen debe continuar y debe asegurársele al
sujeto que esto es una respuesta fisiológica normal a la palpación genital.
La
protección y la posición
El examinador debe usar
guantes en ambas manos durante la exploración. Los guantes ofrecen protección a
una exposición inadvertida, si está presente una infección. En caso de infecciones
genitales, los guantes deben cambiarse antes del examen rectal para evitar
contaminación cruzada.
Para el examen el hombre
debe pararse de manera que el área inguinal pueda palparse con facilidad. Usted
debe estar sentado, de frente a los genitales de la persona. El hombre puede
usar una bata de examen, que es fácil de levantar durante este.
TÉCNICAS
DE EXPLORACIÓN
Las técnicas de examen para
evaluar los genitales masculinos y la región inguinal incluyen la inspección y
la palpación.
INSPECCIÓN
Comprende el examen visual
del pene, las bolsas escrotales, las regiones inguinales y el perineo.
1.
Inspeccione el pene:
a) Pídale a la persona que
muestre sus genitales levantándose la bata de examen e inspeccione la forma y
el tamaño del pene.
b) Inspeccione el pene y
observe la integridad de la piel del glande, el prepucio y el cuerpo. Si el
hombre no tiene circuncisión, pídale que eche el prepucio hacia atrás, para
poder inspeccionar el área subyacente.
El tamaño y la forma del
pene varían considerablemente entre los hombres adultos, pero no es habitualmente
objeto de interés clínico. Existe una variación mucho menor del tamaño, cuando
el pene está erecto. El glande varía en tamaño y forma y puede aparecer
redondeado, ancho, y aun puntiagudo.
Ayude al sujeto a entender
las variaciones normales, si este expresa que le interesa. En un niño o adulto
no circuncidado que no limpia el área cuidadosamente, puede encontrarse esmegma,
que es una secreción normal que puede acumularse en el pene, especialmente por
debajo del prepucio. La esmegma resulta de las secreciones de las glándulas de
Tyson y aparece como una sustancia blanca, gruesa, parecida al queso. La esmegma
acumulada puede convertirse en un medio de cultivo para el crecimiento
bacteriano.
Descarte la presencia de
ulceraciones, que asientan casi siempre en la mucosa del glande, en su base al lado
del frenillo o en el surco balanoprepucial.
c) Inspeccione el meato
urinario apretando el glande entre los dedos índice y pulgar y corriéndolos
suavemente hacia atrás, para exponer el meato.
Normalmente el meato
urinario está libre de drenaje y secreciones. Si se detecta alguna secreción
debe cultivarse. Si el hombre expresa historia de secreción uretral, pero no se
revela por esta maniobra, pídale a él que exprima con sus dedos el cuerpo del
pene, de la base a la punta. Si aparece alguna secreción uretral, esta debe
cultivarse.
2.
Inspeccione las bolsas escrotales.
Desplace el pene hacia un
lado o pida al hombre que lo haga, para inspeccionar las bolsas escrotales.
Suba después el escroto e inspeccione su parte posterior. Observe comparativamente
la forma y el tamaño de ambas hemibolsas y en su conjunto, y la integridad de
la piel.
Hallazgos normales: el
tamaño y la forma del escroto varían considerablemente, y puede causar temor y
situación incómoda en hombres que creen el mito sexual de que el escroto grande
está asociado con la virilidad.
Algunas bolsas escrotales
cuelgan por debajo del pene, mientras que otras se encuentran por encima de
este. El lado izquierdo del escroto está habitualmente más descendido que el
derecho. El escroto se mantiene alto y parece más pequeño cuando se contraen
los músculos escrotales, en respuesta al frío o al miedo. La piel del escroto
tiene pelos dispersos. La piel es fina, y tiene una apariencia arrugada.
Las lesiones deben
registrarse como hallazgos anormales. Si existe aumento de tamaño
de uno de los dos compartimentos, debe precisar su origen después, a la palpación.
PALPACIÓN
Debe ser ordenada y comparativa.
Comprende de manera sucesiva:
– Palpación del pene
(opcional).
– Palpación del escroto.
– Palpación de la túnica
serosa vaginal.
– Palpación del testículo y
del epidídimo.
– Palpación del conducto
deferente y del cordón espermático.
– Palpación de la uretra
esponjosa.
– Palpación de la próstata,
las vesículas seminales y las glándulas de Cowper.
– Palpación de la uretra
membranosa y prostática.
– Palpación de los ganglios
de las regiones inguinales.
1.
Palpe el pene.
La palpación del pene es
opcional en niños u hombres jóvenes asintomáticos. Palpe el cuerpo del pene con
su dedo índice y pulgar y precise la existencia de dolor o de alguna masa. No
deben palparse masas a lo largo del cuerpo del pene y normalmente, este no es
doloroso a la palpación, ni cuando se aprieta suavemente para acceder al meato.
2.
Palpe las bolsas escrotales.
Normalmente no ofrece dificultad
alguna para alcanzar los órganos (testículos, epidídimo, cordón espermático) situados
dentro de las bolsas:
a) Palpe un compartimento
escrotal de cada vez, pinzando el escroto entre su dedo pulgar y el índice.
Descarte la existencia de
edema, enfisema, varicocele y tumoraciones. En el caso de edema del escroto, la
piel ofrece una resistencia pastosa y deja huella (fóvea o godet) a la presión.
En el enfisema (neumoescroto) se palpa una leve crepitación (como si fuesen
aplastadas vesículas pequeñas secas y friables). El varicocele despierta una
sensación especial comparada con la que motiva un pelotón de gusanos o tripas
de gallina.
Los tumores benignos (por
ejemplo, quistes sebáceos), los malignos, el chancro sifilítico, etc., se
destacan bien por su dureza.
b) Palpe la túnica serosa
vaginal, buscando el signo de pinzamiento de la serosa vaginal. Trate de tomar
la parte anterior del testículo entre el pulgar y el índice, que, cuando no
está distendida la cavidad vaginal por un derrame, huye delante de los dedos,
los cuales solo consiguen tomar la pared de las bolsas, inclusive la hoja
parietal de la serosa vaginal, que forma un pliegue, y que, si se aumenta la
presión, se desprende al tiempo que se percibe una sensación de salto. El signo
de pinzamiento de la serosa vaginal contribuye a establecer el diagnóstico
diferencial entre la paquivaginalitis o el hematocele de la serosa vaginal y
los tumores del testículo.
c) Apriete suavemente para
detectar el testículo, recordando que esta maniobra puede resultar ligeramente dolorosa.
Hallazgos normales: a través
de la piel del escroto deben palparse dos testículos de forma ovoidea, de
superficie lisa y de consistencia homogénea, firme y elástica, que semeja la
del globo del ojo en el animal vivo. Los testículos deben moverse libremente.
Después de la pubertad, la
percusión o compresión de la glándula resulta dolorosa, por lo que debe evitarse.
d) Palpe el epidídimo pinzando
la parte posterior del escroto entre los dedos pulgar e índice y siéntalo firme,
con una estructura parecida a una coma.
El epidídimo se adosa en
forma de coma y circunvala al testículo. Su cola se continúa con el conducto deferente,
el que junto con los elementos vasculonerviosos, constituye el cordón
espermático.
El epidídimo es menos
consistente (exiguo grosor de su túnica fibrosa) y se palpa bien con la técnica
de Chevassu: mientras el testículo es fijado con la mano izquierda, que lo tira
hacia abajo, el índice derecho se encapuchona en la piel de la cara lateral del
pene por delante del escroto, tratando de pinzar entre él y el pulgar de la
misma mano la cabeza del epidídimo.
e) Finalmente palpe de forma
comparativa el conducto deferente y el cordón espermático, moviendo sus dedos pulgar
e índice del epidídimo al conducto, en una dirección anterior.
Pálpelos hasta
el anillo inguinal. El conducto deferente que se aísla bien de los demás elementos
del cordón espermático, es cilíndrico, duro, liso y de un diámetro entre 2 y 3
mm.
Los elementos del cordón
espermático deben sentirse como un cordón libremente movible. El epidídimo y
los vasos deferentes deben palparse sin masas y no deben ser dolorosos.
3.
Palpe la uretra esponjosa.
Levante el pene, aproximándolo
a la pared abdominal, para alcanzar directamente la porción esponjosa de la uretra,
o pálpela a través de las bolsas o perineo anterior, para descartar la
presencia de zonas de infiltración blandas o duras.
4.
Palpe la próstata, las vesículas seminales y las glándulas de Cowper.
El examen de la próstata ya fue explicado
junto con el tacto rectal.
Recuerde que en los sujetos
sanos tiene forma ovalada (con un surco longitudinal en su dorso), consistencia
uniforme y elástica a la tensión, límites bien precisos, movilidad escasa y es indolora.
Su longitud se estima en unos 3-4 cm. Su expresión da salida a unas gotas blancas
a nivel del meato uretral.
Las porciones membranosa y
prostática (entre el cuello del bulbo uretral y la vejiga) se palpan por medio del
tacto rectal, para descartar la presencia de zonas de infiltración blandas o
duras.
6.
Palpe los ganglios de las regiones inguinales.
7.
Inspeccione y palpe buscando hernias.
El examen de las regiones inguinales
buscando hernias estas regiones son consideradas por algunos como “la tierra de
nadie”, lo que puede traer problemas diagnósticos, que incluso hagan peligrar
la vida de una persona, si no se tiene en cuenta durante la inspección y la
palpación, en el examen regional de abdomen. Lo que sucede es que el examen de
las regiones inguinales nunca es completo, si no se descarta la presencia de
hernia, lo que habitualmente se hace conjuntamente con el examen de los
genitales; y si la exploración de estos se difiere, se pueden escapar datos
valiosos de esta región.
Aunque ya se mencionó parte
del examen de estas regiones, en el sistema arterial periférico, para la
exploración de los vasos iliacofemorales, y en el examen del sistema linfático,
para la exploración de los ganglios a ese nivel, ahora insistiremos en el
examen de las regiones inguinales en el hombre, fundamentalmente, para la
búsqueda de hernias inguinales e inguinoscrotales, por lo común de estas alteraciones
en individuos asintomáticos:
a) Inspeccione el área
inguinal en busca de algún abultamiento.
Pida al hombre que puje y
tosa, de manera que pueda detectarse alguna protrusión. Normalmente no deben
apreciarse abultamientos sobre el canal inguinal y femoral, en estado de reposo
ni durante la tos, el estornudo o cuando puja.
b) Palpe el área sobre el
canal femoral, con y sin el hombre pujando.
c) Palpe el canal inguinal.
Para palpar el canal
inguinal derecho aborde al hombre del lado derecho.
Palpe el canal inguinal
invaginando la piel suelta del escroto con su índice derecho, desde el fondo de
saco escrotal. Siga el cordón espermático con su dedo hacia el anillo inguinal
externo, una abertura triangular parecida a una ranura.
Si el anillo inguinal es lo
suficientemente grande, continúe avanzando su dedo a través del canal inguinal.
Pida al hombre que tosa o puje.
Repita el proceder en el
lado opuesto. Las masas palpables en la región inguinal pueden representar
hernias.
bibliografia??
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